top of page
Buscar

Todos Deberíamos ir a terapia

Todos tenemos heridas, todos tenemos creencias limitantes, máscaras, días que nos sacan de nuestro centro. Todos tenemos situaciones no ideales en nuestra vida. La meta en esta vida y en el camino de sanación no es no tener esto, es aprender a gestionarlo para no cargar a los otros con ellos.


Crecer es aprender a tener responsabilidad emocional. Hacerse cargo de las emociones y nuestras reacciones para no cargar a otros con ellas.


Creo que mucho se habla de los Millenial como una generación disruptiva. Si bien no me gusta caracterizar a las personas dentro de grupos tan grandes y tan aleatorios sí creo que en los últimos años estamos viendo un cambio de consciencia en las generaciones más jóvenes que puede ser altamente disruptivo.


Este cambio es la creencia de que las cosas no tienen que seguir siendo así por el hecho de que así han sido antes, a nivel personal esto significa que la excusa de “es que soy así”, “así se hacía en mis tiempos” o “así me criaron” ya no son suficiente. Este cambio es una invitación a hacerse responsable de nosotros mismos.


Si bien no somos responsables de las cosas que nos pasaron, sobretodo en nuestra infancia, cómo adultos sí somos responsables de qué hacemos con eso y de las creencias, programas, patrones, máscaras que creamos en respuesta a esta situación. Nadie lo puede hacer por nosotros y nadie tiene porque cargar con las consecuencias de nuestras acciones.


Aquí quiero hablar de dos extremos que se pueden tomar que son igual de dañinos. Por un lado, esta el extremo de aceptar todo de los otros porque desde nuestra compasión mal direccionaba entendemos desde que lugar están hablando y sabemos que en últimas no tiene nada que ver conmigo. Por otro lado, podemos tomar una actitud desde nuestro Ego y juzgar y criticar a la otra persona por no tomar medidas frente a su sanación.


Los extremos siempre son dañinos. Yo puedo sentir compasión por el otro, entender desde que lugar está actuando y enviarle luz para que recapacite, al mismo tiempo puedo ponerle un límite, alejarme o confrontarlo frente a la situación. Todo siempre desde el amor.


Esto suena retador, pero al mismo tiempo es supremamente liberador. Que dicha es saber que puedo dejar de cargar esta maleta que me dificulta mi caminar. Que regalo tan hermoso el saber que puedo cambiar mis patrones cuando no me están sirviendo.



Aunque el camino no es fácil les garantizo que la recompensa es enorme.

Comentarios


bottom of page